viernes, 18 de diciembre de 2009

TO SEE A WORLD IN A GRAIN OF SAND

El rey de Marruecos pronunció el 6 de noviembre un discurso con ocasión del 34 aniversario de la Marcha Verde que fue la señal para el endurecimiento de la represión en el Sáhara. Entonces Mohamed VI se mostró dispuesto a no "renunciar ni a un grano de arena" del Sáhara Occidental. Se sucedieron desde entonces detenciones de activistas saharauis, anuncios de consejos de guerra, el aislamiento de los ciudadanos saharauis residentes en los territorios ocupados y la expulsión de Aminatu Haidar.



En “el caso Aminatu Haidar” pueden verse todos los parámetros e intereses en juego en el conflicto del Sáhara. La flagrante vulneración de los derechos humanos, recogidos en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos y en concreto la Declaración Universal de Derechos Humanos y el Pacto de Derechos Políticos y Civiles, firmados por Marruecos, al expulsar policialmente a una ciudadana a un nacional con la imputación de “ofender al pasaporte”; Los tintes feudales que informan la política del Reino de Marruecos, donde el requisito que se le exigía a Aminatu para poder regresar era “pedir perdón” al Rey, lo que veda cualquier posibilidad de coexistencia autónoma de un poder ajeno al monarca; La impudicia con que Marruecos exhibió ante la presión de España los intereses comerciales y de otro tipo y el sometimiento de la Unión Europea, con Francia como principal soporte, a tales intereses, mostrando la hipocresía que guía las sanciones impuestas a otros países por las mismas razones; La creciente intervención de EEUU en la zona, su interés por consolidar un régimen de su influencia frente al interés de China en África y la inestabilidad del terrorismo en la zona del Sahel; La utilización interna por Marruecos de la pretensión anexionista como un factor de cohesión social y de desplazamiento del foco de conflicto hacia el exterior.

Y, finalmente, no puede dejar de repararse en la importancia de la resistencia, de la subversión individual de Aminatu frente la arbitrariedad del gobierno de Marruecos y la fuerza colectiva que puede torcer el poder más inflexible. La represión en el Sáhara continúa, continuará, las torturas, los juicios sin garantías, la limitación de movimientos de los activistas, etc. Pero en todo caso la decisión de Aminatu Haidar tuvo y tendrá consecuencias en el futuro y apremia a sostener cada batalla que se presente.

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