sábado, 8 de agosto de 2009

COMO AYER, DESDE ASTURIAS "ATENTOS A LA VIDA"

Escribió Eduardo Galeano: "La tortura arranca informaciones de escasa utilidad y confesiones de improbable veracidad. Y sin embargo, es eficaz. Por eso se ha aplicado y se continúa aplicando: lo que es eficaz es bueno, según los valores que rigen al mundo. La tortura es eficaz para castigar herejías y humillar dignidades, y sobre todo es eficaz para sembrar el miedo. Bien lo sabían los monjes de la Santa Inquisición y bien lo saben los jefes guerreros de las aventuras imperiales de nuestro tiempo: el poder no emplea la tortura para proteger a la población, sino para aterrorizarla."



Contra esa lógica del poder, hace cuarenta y seis años un grupo de intelectuales dirigió al entonces Ministro de Información de España Manuel Fraga la siguiente carta a propósito de la represión de la huelga minera asturiana del año 1.963:


Exmo Sr.: En correspondencia al diálogo entablado con V. E. sobre determinados hechos, que nos producen una viva inquietud como españoles, nuevamente tratamos de interesar la atención de V. E., ya que, según el testimonio de espontáneos corresponsales que quizá se dirigen a nosotros en nuestra calidad, pública y visible, de intelectuales que han manifestado en más de una ocasión su postura humanista, se están produciendo en Asturias y relacionados con las actuales huelgas, hechos como los siguientes:

La muerte del minero Rafael González de treinta y seis años, a consecuencia de los malos tratos infligidos el día 3 del mes de septiembre en la Inspección de Policía de Sama de Langreo. La responsabilidad de éste y de otros hechos de los reseñados a continuación se atribuye al capitán de la Guardia Civil don Fernando Caro, de veintiocho años, natural de Melilla, destinado a aquella Inspección hace aproximadamente un mes, y al cabo Pérez, hoy ascendido a sargento, y desde hace tiempo en la citada localidad de Sama de Langreo. Se dice que el citado capitán Caro viste un traje de deportes durante los interrogatorios.

En el mismo día y lugar, a las cuatro de la tarde, se produjo la castración del minero Silvino Zapico , que tuvo que ser hospitalizado. A su esposa se le cortó el pelo al cero.

Al minero Vicente Bargaña –de la barriada de Lada (Sama de Langreo)- le han quemado los testículos.

Un minero llamado Alfonso, vigilante de la primera de Fondón, retirado por silicosis y actualmente cobrador de la “Previsora Bilbaína de Seguros”, fue maltratado por el hoy sargento Pérez, el cual lo había amarrado previamente. Como quiera que esto se hacía en presencia de la esposa de Alfonso, ésta se arrojó sobre el sargento con objeto de impedir que continuara, el cual la golpeó y cortó el pelo al cero, operaciones que se realizaron a la vista de su marido, cuyo cuerpo fue después abandonado en el exterior y recogido por un compañero suyo, de nombre Senén, que los transportó a su casa de Lada. Avisado un médico, “cuyo nombre se oculta por razones de seguridad”, este manifestó que “no había por dónde empezar”, tantas eran las lesiones que presentaba el cuerpo de Alfonso.

El minero Alfonso Zapico, de Lada, fue maltratado hasta producírsele una fractura de pómulo, boca reventada, etc. Fue hospitalizado.

Los mineros Jerónimo Fernández Terente (casado, un hijo) y Jesús Ramos Tevera, como otros diez que con ellos están actualmente en la cárcel de Carabanchel (Madrid), fueron objetos de malos tratos.

Everardo Castra, casado con tres hijos, sufre desequilibrio mental como consecuencia de las torturas y está internado en el Manicomio Provincial “La Cadellada”. Fue detenido cuando escribía un letrero –“el pueblo se vengará”- un una tubería de la Duro Felguera.


Constantina Pérez Martínez (“Tina”), de la Jocara, y Anita Braña, de Lada, fueron maltratadas y se le cortó el pelo al cero. El marido de Tina está en la cárcel desde las huelgas anteriores.

Juan Alberdi, de Lada, y otro minero, cuyo sobrenombre familiar es “Chocalatina” fueron obligados a golpearse entre sí en la Inspección de Sama de Langreo. Como realizaron un simulacro de pelea fueron golpeados brutalmente. Después de lo cual les visitó el capitán don Fernando Caro, que comentó: “¡Qué burros sois! ¡Cómo os habéis puesto!”

Una mujer cuyo nombre se desconoce fue golpeada en el vientre; cuando ella trató de hacer valer su estado de embarazada para evitar sus malos tratos, el capitán replicó al golpearla: “¡Un comunista menos!”. El hecho se dice sucedió en la mencionada Inspección de Sama de Langreo.

Son hechos, excelencia , que de ser comprobados, cubrirán de ignominia a sus autores, ignominia que también nos cubrirá a nosotros en la medida en que no interviniéramos para impedir que tales vergonzosos actos se produzcan.

Es por lo que, respetuosamente, rogamos a V. E. interese de las autoridades competentes una investigación sobre las presuntas actividades de dicho capitán don Fernando Caro y sobre todos estos presuntos hechos en general, asimismo que solicitamos de V. E. la pertinente información sobre todo ello, ruego que elevamos a V. E. sin otros títulos que los que nos confiere nuestra condición de intelectuales, atentos a la vida y al sufrimiento de nuestro pueblo

Atentamente saludan a V.E.:
Pedro Laín Entralgo, académico de la Lengua y ex-rector de la Universidad de Madrid. Valentín Andrés Álvarez, catedrático y ex-decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid. Enrique Tierno Galván, catedrático de Derecho Político de la Universidad de Salamanca. José Luis Sureda, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona. Ángel Latorre, catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Barcelona. Paulino Garagorri, profesor de la Universidad de Madrid, José Arces y Eloy Terrón, profesores de la Universidad de Madrid, Manuel Sacristán Luzón y Josep Fontana (profesores de la Universidad de Barcelona), y Pedro Dicenta (maestro), Fernando Chueca (director del museo de Arte Contemporáneo), José Bergamín, Pablo Serrano, José Antonio Parra, Consuelo Bergés, Juan Eduardo Züñiga, Fermín Solana, Jorge Campos, Joaquín Molas, y Alfonso Carlos Comin (escritores). Gabriel Celaya, Carlos Barral, Ángela Figuera Aymeric, Ángel González, Gabino Alejandro Carriedo, Ángel Crespo, Jesús López Pacheco, José Esteban, José Manuel Caballero y Bonald, Angelina Gatell, E. Sánchez, José G. Manrique de Lara, Leopoldo de Luis, Ramón Garciasol, Jordi Carbonell, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, Francesc Vallverdú y Salvador Espriu, (poetas). José María Castellet, (crítico literario). José María Moreno Galván (crítico de arte). César Santos Fontela y L.G. Egido (críticos cinematográficos). Antonio Buero Vallejo, Alfonso Sastre, Carlos Muñíz, Rodríguez Buded, Marcial Suárez y Pablo Martí Zaro (dramaturgos). María Aurelia Capmany y Ricardo Salvat (directores de teatro). Patino (director cinematográfico). Julián Marcos, Joaquín Jordá y Román Gubern (ayudantes de cinematografía). Fernando Báeza, Joaquín Horta (editores). Francisco Fernández Santos, Francisco Pérez Navarro, Joan Oliver y Joan Triadú (ensayistas). Ángel María de Lera, Juan Goytisolo, Juan García Hortelano, Luis Goytisolo, Antonio Ferres, Manuel Arce, José María Quinto, Juan Marsé, Armando López Salinas, Benigno Quevedo, Daniel Sueiro, Lauro Olmo, Alfonso Grosso, Ramón Nieto, Ignacio Aldecoa, (novelistas); Antonio Saura, Juana Francés, Manuel Millares, Manuel Ortiz Valiente, Ricardo Zamorano, Manuel Calvo, José Duarte, Daniel Gil, Díaz Caneja, Adán Ferrer, Arturo Martínez, F. Álvarez (pintores). Faustino Cordón (científico). Joan Petit (traductor) y Oriol Bohigas (arquitecto).



Cuarenta y seis años después sigue siendo obligación estar atentos a la vida y al sufrimiento de todos los pueblos, ahora, aquí, en el Sáhara Occidental.

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