Mariem Hassan es una cantante de excepción. Procedente de Smara, es la voz de la experiencia, curtida en mil batallas pero siempre dispuesta a dar el todo por el todo. Es una voz sublime, llena de matices, que conoce tanto el mdejh -los viejos cantos de la tradición islámica- como las canciones más belicosas; suya es la fantástica Canción de la intifada, sobre una revuelta en los territorios ocupados. Mariem, además, lleva el tebal con ritmo envidiable y baila llena de gracia y elegancia.
«Yo tengo una canción sobre mis hermanos. Se llama Tus ojos lloran, y habla sobre mis hermanos y mi padre. Una tarde en un ensayo vino una amiga mía. Me llamó aparte para decirme que mis hermanos estaban muertos, así que lloré y después me puse a cantar. Cuando escribí la canción yo pensé en mis hermanos, en la época en la que vivíamos en el Sáhara , subiendo la montaña con ellos, entrando en nuestra jaima con ellos, hablando con ellos, viviendo con ellos y me pregunto ¿ellos donde están?»
«Ustedes los occidentales tienen paredes para colocar sus retratos, en cambio nosotros vivimos en tiendas de tela, y cuando llueve el agua entra hasta la tienda y moja las esteras, y todo. Cuando hace frío, hace mucho frío (en el desierto puede alcanzar cifras bajo cero). La mayoría de la gente no tiene con qué calentar las tiendas. Cuando hace calor puede llegar a los 50 grados y eso hace que la vida sea muy dura.»
«Cocinamos toda la comida seca: lentejas, judías, y cosas así porque duran más. Entonces vamos a buscar el agua a los pozos para cocinarla. El agua es muy salobre, pero es la que hay. Hacemos el pan, la comida y todo con las manos, y todos vivimos dentro de las jaimas, la madre, el padre, los hijos, el que viene de visita.»
«Un poeta ve a una mujer y la describe y hace un poema, pero yo no, yo hago las cosas cantando. Antes de la guerra, hacíamos canciones del amor y de cosas bellas, pero la guerra y la falta de nuestra tierra, hace que hablemos de cosas más importantes, de los niños, los mártires, de la guerra.»
«Yo me casé dos veces. Mi primer marido no quería que yo cantara o hiciera estas cosas de la cultura. Cuando me casé fue a la manera antigua; él habló con mi familia, mis hermanos, pero no conmigo. Le di 3 hijos, pero no me gustaba su actitud. A él no le gustaba que yo hiciera nada, ni que cantara ni trabajara en la wilaya, así que le dije que no podía seguir de esta manera. Entonces él firmó una carta diciendo que me liberaba, porque la mujer no puede separarse del hombre por las leyes del Islam (Sharia). Pero mi marido de ahora lo elegí yo; primero hay que construir el amor y después lo demás. Nosotras participamos de todas las cosas que hacen los hombres porque nuestro Islam es sencillo, no es un Islam por la fuerza. Yo viajo muchas veces fuera de las wilayas, a diferentes países, y a mi marido le parece normal. Cuando vuelvo, regreso a mi otro trabajo de enfermera.»
De http://www.nubenegra.com
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